En el casco Antiguo se concentra la esencia de la ciudad de Oviedo, de sus monumentos, de su historia y de su idiosincrasia. Pasear por sus calles, estrechas y renovadas, nos transmite el sabor y el aroma de la vieja ciudad; nos lleva, como si de un viaje en el tiempo se tratara, a sus orígenes en el siglo VIII, a su recinto amurallado, a la ciudad medieval, sede de los primeros reyes asturleoneses y último bastión de la Cristiandad, con la Catedral como gran centro sobre el que pivotaba la vida ciudadana. Unas calles que nos evocan la vieja Vetusta clariniana, muchos de cuyos edificios aún sobreviven, afortunadamente recuperados. Porque Oviedo ha savido conservar su patrimonio y mejorarlo con paciencia, artesanía y con una perfecta sintonía con el pulso actual de una ciudad moderna y cosmopolita.
Casco Antiguo en Oviedo
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